martes, 25 de agosto de 2009

EL MODERNISMO ESPAÑOL: ANTONIO GAUDÍ

Dentro del panorama de la arquitectura modernista española destaca especialmente la figura de Antonio Gaudí (1852-1926), aunque en realidad su obra es tan original que, en muchos aspectos, no resulta fácil someterla a clasificación alguna. Esta obra se vincula a un personaje y a un edificio. El personaje es Eusebio Güell, un exitoso industrial cuya fortuna le permitió encargar a este arquitecto numerosos proyectos, actuando casi como los mecenas de épocas anteriores. El edificio, no cabe duda, es el templo de la Sagrada Familia, aún hoy inconcluso, de cuya dirección de obras se encargó Gaudí a partir de 1883 y que ejercería hasta su muerte.

Superada una primera etapa de corte historicista, la obra de Gaudí se caracteriza por desvincularse de las corrientes de su época y adentrarse en una gran originalidad: formas diversas, innovaciones como el arco parabólico, empleo de multitud de elementos artesanales (entre ellos, las vidrieras o la forja), plantas libres, tendencia a la imaginación y búsqueda de la sorpresa, recursos expresivos o interés por el dinamismo. Su labor se extendió también al diseño del mobiliario de algunos de los edificios que proyectó.

Decoración en la escalera central del Parque Güell


Con todo ello, Gaudí dio a Barcelona (y a Cataluña, en general) uno de sus elementos más distintivos, configurado en torno a los edificios emblemáticos que levantó; además de la Sagrada Familia, la Pedrera (o casa Milá), la casa Batlló, o el Parque Güell son excelentes ejemplos de la obra de un arquitecto de creatividad desbordante que supo aunar de manera personalísima recursos técnicos, destrezas artesanales e imaginación, casi como sólo saben emplearla los niños.

Casa Milá: 1905-1910




Se conoce popularmente como Pedrera, que en catalán significa cantera. Sin duda, por su forma ondulante y realizada en piedra, recuerda a esto.
Combinación de materiales: Los materiales usados, piedra natural y azulejo blanco para zona de azotea, nos recuerda a una montaña con su cúspide nevada.
Forja: El modernismo se caracterizó por una gran relevancia a las artes, mal llamadas hasta ese momento, menores. La forja, la yesería, forman un conjunto con la obra arquitectónica diseñada por el catalán para convertir a la Pedrera en una escultura.
Pisos: Gaudí erigió una casa sin paredes estructurales, ya que estaba configurado con forjados de viguetas metálicas y bóvedas pequeñas. Es decir que los pisos interiores se podrían estructurar como se quisiera; se podían mover tabiques o eliminarlos, ya que la única parte esencial de la obra era la caja de escalera.
Azotea: La azotea, accesible para visitar, es lo más impotente. Con un suelo ondulante, erige varias chimeneas a modo de grandes guerreros, cubiertos de cerámica siguiendo la técnica del trencadís. Es decir, trozos de cerámica cortados de forma irregular que han llegado a ser la seña personal del autor, como vemos en el parque Güell.
Interior: Lo que diferencia a Gaudí de otros arquitectos modernistas, es que él ponía énfasis también en el diseño de interiores, en las estancias.
Curva: Los elementos abstractos, curvos y ondulantes son los que más se evidencian en la construcción. Pertenece a su segunda etapa constructiva, cuando hacía obras más coloristas. Además, es su última construcción civil antes de embarcarse en pleno en la Sagrada Familia.


La Sagrada Familia



“Antonio Gaudí, el excepcional arquitecto modernista catalán, ocupa una posición privilegiada dentro de este movimiento, que tuvo unas características muy diferenciadas en las distintas regiones y países. En lugar de contentarse con la decoración superficial, Gaudí veía la casa como una escultura arquitectónica, a la que dio una forma completamente plásticas, las fachadas se convirtieron en superficies porosas y agitadas que tenían el aspecto de peñas escarpadas, adornadas o labradas, las ventanas de entrada de cuevas, los tejados de arrecifes de coral, cubiertos con mosaicos abstractos a base de cascos de vidrio o de arcilla. En 1883 el arquitecto recibió el encargo de continuar la construcción de la Iglesia de la Sagrada Familia, a partir del proyecto de Francisco de P. Villar, empezada en estilo neogótico. Gaudí lo hizo en una interpretación y transformación propia del gótico, mezclado con elementos árabes; sin embargo, no pudo terminar la obra antes de su muerte acaecida en 1926. Su idea era la de una arquitectura total, extensa y a la vez individualista. El hecho de apartarse de la idea convencional del espacio interior y exterior, de descomponerlos y en su lugar, de introducir una estética nueva ideada de forma inteligente, fue progresista, el hecho de utilizar para ello un grueso revestimiento de piedra en las construcciones de acero. Además, la desbordada elaboración artesanal de sus edificios, en los que quiso precisar todos y cada uno de los detalles y en los que no dejó ni paredes ni ángulos rectos como en los apartamentos de lujo de la case Batlló o de la casa Milá, no podía marcar la pauta en la urgente necesidad de viviendas, una de las tareas principales de la arquitectura del siglo XX.” (extraido de Gympel, Historia de la arquitectura)

2 comentarios:

  1. oyeee k jevi es esoo v klk praaaaaaaa me kite

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  2. Tuve la suerte de recorrer parte del universo Gaudí hace unos años (hasta vencí mi vértigo y subí a las torres de la Sagrada Familia).
    Un placer recordarlo con esta entrada.

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