Señala Gabriel Peluffo Linari: “El color al aire libre, encarnado en la figura femenina, en los ámbitos enjardinados del paisaje urbano, o luminosos y agrestes del paisaje rural, será la nueva temática sobre la que se verterá la especulación pictórica del período luminista uruguayo, básicamente extendido entre las dos primeras décadas del siglo. El rescate, dentro de nuevos parámetros estéticos, de un concepto metafísico de la Belleza, que había sido acuñado por el espiritualismo del siglo anterior y que se sustanciaba en el refinamiento mundano del novecientos, fue uno de los propósitos (a veces explícito y a veces no) de estos abanderados de la renovación pictórica nacional”. (Historia de la pintura uruguaya, tomo 1).
Carlos Federico Sáez (1878 - 1901)
Nace en Mercedes y con 14 años el gobierno le concede una beca a Italia por recomendación de Juan Manuel Blanes. Bajo la tutela de Daniel Muñoz, representante uruguayo en Roma, estudia en la Academia de Bellas Artes de dicha ciudad.
Pese a su aprendizaje en la academia, pronto acompaña las posturas antiacademicistas y se vincula con un grupo de pintores italianos denominados “macchiaioli”, defensores de la pintura al aire libre y de una pincelada suelta y rápida denominada “macchia” y muy influidos por el impresionismo.
Sáez recurre mucho al retrato, no de grupos, sino de individuos solos. Son sus modelos familiares y amigos. Dibuja con el pincel y la mancha gobierna el contorno. La pincelada rápida transmite sensación de instantaneidad, como si quisiera representar la fugacidad del tiempo. Sus composiciones muestran un énfasis en la resolución de torsos conformando formas triangulares.
Los fondos tienen cierta textura a partir de un pincel que se empasta para generar contrastes con otras áreas más diluidas. Produjo unos setenta óleos y unos cien dibujos, en una vida brevísima. Muere a los 22 años el 4 de enero de 1901.-
Carlos María Herrera (1875 - 1914)
Integrante de una de las familias más enraizadas en el patriciado uruguayo desde el período colonial, en 1902 obtiene una beca a España (antes había estado en Italia, también becado), estudiando con el pintor español Joaquin Sorolla, el más importante exponente de la influencia del impresionismo en España.
En 1905 regresa a Montevideo e instala su taller en Capurro. Docente en el Círculo Fomento de Bellas Artes (fundado en ese año de 1905 y del cual Herrera fue Director), realiza pintura histórica y retrato, sobre todo de mujeres y niños, convirtiéndose en el retratista de la alta sociedad rioplatense. Utiliza el óleo, pero sobre todo el pastel.
Entre 1910 y 1913 pinta sus tres telas de tema histórico nacional: “Artigas ante Montevideo”, “Artigas en la Meseta” y “Mañana de Asencio”.
Nos dice Gabriel Peluffo (obra ya citada): “Los cuadros de episodios históricos de Carlos María Herrera no tenían la misma obsesión de fidelidad a los hechos manifestada 40 años antes por Blanes. La documentación llevada a cabo por Herrera hacía jugar lo intuitivo y lo expresivo antes que lo verista y lo moral. Buscó en su “Artigas en la Meseta” la atmósfera melancólica de la luz vernácula en contraste con el efecto teatral y convencional del foco que ilumina el escenario del “Juramento de los Treinta y Tres”.-
Pedro Blanes Viale (1878 – 1926)
Nace en Mercedes en 1878 y en 1893 su familia se instala en Mallorca. De 1902 a 1907 vivirá en Europa, usufructuando una beca de estudio. Vuelve a Europa entre 1910 y 1915. De 1916 a 1925 residirá en Uruguay, y luego de una nueva (y breve) estancia en Europa, fallece en Uruguay en 1926.
De formación academicista, incorpora la pintura al aire libre, la cual aplicará en buena parte de su obra. Trabaja en distintos géneros: pintura religiosa y costumbrista, paisajes, retratos, género histórico (en 1920 realiza, por encargo oficial, “Artigas en el Hervidero” y “Las Instrucciones del año XIII”).
Pero sin duda, el género que prefiere, y que tal vez más lo caracteriza, es el paisaje.
Hay en su obra una clara influencia del impresionismo. Muchos cuadros son óleos sobre telas, en los que aplica un trazo rápido, coexistiendo la pincelada fluida con el empaste yuxtapuesto. Pero también trabaja con el pastel, que le permite lograr una atmósfera tenue y refinada, propia del gusto del Novecientos. En su paleta prevalecen los lilas y rosas, en un marco muy colorista en general.
Jardin mallorquino. 1906. Óleo sobre tela. 122 x 114 cm
Su importancia en la pintura nacional, radica en el descubrimiento del paisaje uruguayo. Pero no usa al paisaje al modo impresionista, donde lo que importa es la luz y su incidencia, sino que el paisaje le importa en tanto modelo a pintar. Por esto es que no se encuentra en sus telas la urgencia del pintor impresionista, el cuidado en el acabado llevará a un trabajo lento y minucioso.
Según Ángel Kalenberg: “En la genealogía del arte uruguayo, Pedro Blanes Viale perpetra una inflexión que habrá de tener consecuencias. Antes de él, Juan Manuel Blanes aportó el dominio del claroscuro. Carlos Federico Sáez comenzó a desintegrar la forma; practicó una pintura tonal y manejó los grises coloreados todavía terrosos a la manera de los macchiaioli. Blanes Viale realizó una pintura politonal, cuyos colores están cifrados según el método impresionista, incluyendo tonalidades ácidas, en telas abigarradas, saturadas, condensadas, del punto de vista formal y colorístico. (…) Así como se mantiene fiel al modelo, fiel a la herencia del verismo español, también en la mejor tradición española se aferra a la tactilidad, a lo concreto, al carácter corpóreo de los objetos que pinta; si emplea una materia de empaste generoso, abundante, es para reforzar en el espectador una experiencia táctil, en lugar de estimular una experiencia de ritmos plásticos, al modo de Van Gogh. Sus flores se tocan, no se fantasmagorizan como en el Impresionismo francés.
En sus paisajes, Blanes Viale no introduce la figura humana, a diferencia de los impresionistas que no la eludían, pues para ellos constituía una mancha más en un continuo pictórico. Para Blanes Viale, en vez, la figura es la figura, y el paisaje es el paisaje, valga la tautología; es decir, elementos heterogéneos y, por tanto, incompatibles”. (En Revista Dossier Nro. 21). Las glicinas 1923 óleo sobre tela
Entre 1907 y 1910, Blanes Viale produce gran cantidad de cuadros sobre jardines de casas quintas de la “Bélle Époque” montevideana.
A partir de 1915 abundarán los paisajes campestres donde explotará al máximo las posibilidades de la pintura al aire libre. Se consolida así un color localista en su obra al trasladar a la pintura paisajes de diversas zonas de Minas y Soriano.
Trabajos consultados:
- Peluffo Linari, Gabriel (2000) “Historia de la pintura uruguaya. 1. El imaginario nacional-regional (1830-1930)”, Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo
- www.mnav.gub.uy
- Kalenberg, Ángel, “Pedro Blanes Viale o el paisaje como modelo” en Revista Dossier Nro. 21, en www.revistadossier.com.uy
hola,
ResponderEliminarme gustaría saber cuales serian los 10 mejores pintores uruguayos a lo largo de la historia de nuestro país.
Saludos
Andrea
yo queria saber si la pintura uruguaya siempre surgio por influencia de otros lugares del mundo en cuanto a tecnicas.
ResponderEliminarSi te refieres a las técnicas pictóricas, sí, se desarrollaron en Europa y fueron siendo usadas en todas partes del mundo. Pero en cuanto a estilo pictórico, tienes a Torres García que trabajó una línea propia, el Constructivismo, que estuvo inserta, sí, en un proceso de cambio europeo. El, además, incorporó signos, símbolos, provenientes de culturas prehispánicas a sus estructuras compositivas.
ResponderEliminarHola Mónica muy interesante tu informe, felicitaciones muy didáctico y completo.Encontre una pintura del campo uruguayo en casa, que deseo saber su autor ya que no logro distinguir la firma, sabes a quien puedo recurrir?
ResponderEliminarlindas pinturas pero poca informasion
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