Una escultura realista
Roma parte de la necesidad de retratar a los antepasados para darles “presencia”, eso llevo a un realismo escultórico que le es característico. El retrato fiel a la realidad forma parte de la escultura romana. Mármol y bronce fueron los materiales más utilizados
También el relieve buscó ser fiel, en este caso al relato histórico
El retrato que se desarrolló a finales de la República fue el resultado de la superposición del retrato fisiognómico helenístico sobre la tradición romana del culto a los antepasados, el ius imaginum, que permitía a los miembros de las familias aristocráticas conservar las mascarillas de sus difuntos modeladas en cera. Esta concepción del retrato en forma de busto resultaba ajena al arte griego. La estatuta Barberini que representa a un patricio llevando los retratos de dos antepasados suyos, resulta un excelente ejemplo tanto del uso que se daba al retrato en época romana como de la evolución experimentada por el retrato romano, pues cada una de las tres cabezas es típica de una época diferente.
El retrato romano evolucionó según las distintas etapas, y para poder distinguir la época en que fue creada la escultura es necesario observar algunos pocos detalles, como los ojos, la barba y el cabello. En el retrato femenino, además, quedan patentes las modas en los peinados.
En los retratos de época republicana la escultura romana aplicada al retrato es de gran realismo, con los rasgos faciales muy acentuados. En la época de Augusto la escultura romana aplicada al retrato se idealiza. Los rasgos acusados se disimulan. Los retratos son más políticos que estéticos y muestran un "estado perfecto".
En el siglo I se vuelve al realismo, pero distinto al de la República. Ahora se intenta personificar los rasgos pero sin acusarlos. El busto se va haciendo más largo, recogiendo hombros y pectorales. El peinado se abulta y los rizos se hacen más amplios, por tanto, se acentúan los claroscuros y hay más movimiento, que se ve reforzado porque la cabeza comienza a girar.
Los relieves de tema histórico fueron otra aportación original de los romanos en el ámbito de la escultura. Constituyeron obras patrocinadas por las clases altas con el fin de ensalzar acontecimientos relevantes de personajes ilustres de la sociedad romana. Y los emperadores conmemoraron sus hazañas por medio de relieves narrativos en altares monumentales, arcos de triunfo y columnas. Constituían un instrumento óptimo para glorificar el poder imperial en construcciones destinadas a tener una duración indefinida.
Se trata, pues, de un género al servicio de la propaganda.
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