domingo, 1 de agosto de 2010

EL ARTE EN ROMA

Importancia y características del arte romano

A lo largo de cerca de 1300 años (siglo VIII a.C. - V d.C.), Roma consolidó no sólo el más poderoso imperio, sino también una civilización cuyo legado cultural llega hasta nuestros días.
Ubicada en la llanura del Lacio, una vez que estableció su dominio en la Península Itálica, se valió de su posición estratégica en la mitad del Mediterráneo, para extender su hegemonía a ambos lados del mismo.
Buena parte de Europa, Asia y el norte de África, constituyó el escenario de la civilización romana.
Reconocemos la herencia romana en campos como los idiomas, la literatura, la arquitectura, la política, la religión, el calendario, las fiestas, el Derecho.
A través de Roma nos ha llegado el pensamiento y los logros artísticos griegos, pero también el modelo de un Estado organizado, un conjunto de normas jurídicas y la religión cristiana, todo lo cual constituye la cuna de la actual civilización occidental.
“Su genio político les permitió asumir el control del Occidente civilizado, incluida Asia Menor, y extenderlo hasta el Danubio, el Sahara y las orillas del Atlántico, y les proporcionó los medios y las oportunidades para la expansión paralela de ideas y modelos.”(Mortimer Wheeler, El arte y la arquitectura de Roma)
Esta difusión de los patrones culturales romanos, denominada romanización, explica la permanencia de la herencia cultural romana en tan variados campos.

A partir del siglo II a.C. podemos empezar a hablar de un arte romano con características específicas.
Sobre la herencia griega, comienza a estructurarse un arte con características propias asentadas en el uso de nuevos materiales, en la incorporación de diferentes sistemas constructivos y órdenes arquitectónicos, en toda una nueva tipología edilicia, en una tendencia cada vez más marcada a lo colosal, y en una escultura con predominio del realismo y una gran preocupación por la autenticidad y el registro histórico. Destaca en los romanos el marcado carácter práctico de sus producciones artísticas, y ahí tal vez es donde aparecen las mayores novedades. Y junto al carácter funcional, aparece el propagandístico, necesario en un Imperio que hace del arte, otro de los instrumentos de la romanización que lleva adelante en todas sus provincias.
El arte pone de relieve lo que los romanos opinaban de su Imperio: puentes, calzadas, monumentales arcos de triunfo, aún en pie y espectaculares, construidos para glorificar a Roma desafiando al tiempo.
La arquitectura es la principal manifestación del arte romano, fundamentalmente la civil. Le sigue la escultura y en menor medida la pintura. Otro de los lenguajes donde se lograron brillantes realizaciones, fue el mosaico.

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