martes, 28 de julio de 2009

La pintura realista (mediados del siglo XIX)

Tomado y adaptado de "Historia de la pintura. Del Renacimiento a nuestros días". Editorial Könemann

La vida, que había cambiado a causa de la Revolución Industrial, con sus máquinas de vapor, sus ferrocarriles y fábricas, resultó para algunos artistas, al principio sólo unos pocos, más seductora que las elucubraciones de los románticos. Se buscaban los temas en la vida cotidiana. Con ello Jean-Francois Millet se convirtió en uno de los primeros que, después de los pintores de géneros holandeses, recuperó el trabajo como tema principal del arte.
Los realistas se diferenciaron principalmente de los románticos en la elección de los temas. En la técnica pictórica se mantuvieron convencionales y familiarizados con ellos, también sus cuadros se caracterizaban por la nitidez de las formas, la contextualización perspectiva del cuadro y las composiciones cerradas.



En su cuadro Las espigadoras, Millet aplicó los resultados pictóricos que surgieron de la Escuela de Barbizon. Las mujeres, inclinadas, aparecen sumergidas en una luz muy suave como si fueran para integrante del campo. El alto horizonte ata a las campesinas a la tierra. De esta forma se las asocia formal y mentalmente al campo que están trabajando.

Así como los escritores Balzac y Zola trazaron en sus novelas una fiel imagen de la realidad, también algunos pintores intentaron adentrarse en ella. El realismo alcanzó su máximo auge en Francia con Gustave Courbet. A fin de cuentas, es a él a quien se debe la denominación de realismo, porque cuando no se permitió que sus cuadros fueran expuestos en la Exposición Universal de 1855, el pintor, sin pensárselo dos veces, improvisó su propia exposición en una barraca de madera ubicada en la entrada del gran acontecimiento. Encima de la puerta colgó un cartel en el que podía leerse "Le Réalisme - G Courbet".


La elección de sus motivos la legitimaba tan clara como simplemente: "Solo pinto lo que veo. Por eso no pinto ángeles, porque nunca he visto ninguno". En vez de ello pintó a Los picapedreros en su duro trabajo. El joven, que sostiene una cesta con las piedras recién picadas sobre la rodilla avanzada, le vuelve la espalda al espectador. Tampoco puede reconocerse la cara del hombre mayor, ya que está tapada por la gran ala del sombrero. De esta manera los personajes consiguen un anonimato que los convierte en representantes de toda una clase. El pintor no describe los destinos de nadie en particular, sino que explica sin más la miseria de toda una capa social.
Los motivos de la vida cotidiana, que antiguamente sólo habían sido representados en pequeñas pinturas de géneros de carácter anecdótico, se convierten en manos de Courbet literalmente en inmensos estudios sociales, puesto que los pinta sobre lienzos de dimensiones monumentales. Con ello provocó un enérgico rechazo en varios aspectos, sobre todo entre el público conservador y entre los críticos de arte. El público burgués, que generalmente sólo toleraba el tipo de pintura pulido que partía de la Academia, creía que entretenerse con seriedad y humildad en la representación de cosas "banales" era una degradación del arte. Fueron sobre todo los denudos realistas los que exaltaron más los ánimos (una experiencia que también haría algunos años más tarde el francés Edouard Manet con su cuadro Almuerzo campestre). El desnudo femenino sólo se aceptaba dentro de un contexto mitológico o como alegoría: consciente de ello, colocó irónicamente en su cuadro El taller del pintor a una belleza desnuda que mira por encima del hombro del pintor en alegoría a la "desnuda realidad". Sin embargo, no sólo eran las contravenciones las que levantaban las críticas, sino que, además, lo que incomodaba al público de manera especial era la concepción política socialista que podía apreciarse claramente en sus cuadros. Al mismo tiempo, con los grandes formatos que daba a sus representaciones de cosas cotidianas, Courbet subrayó otra demanda: para él el arte era un medio público y no un bien lujoso o una diversión particular.

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