martes, 28 de julio de 2009

Caspar David Friedrich

Tomado de http://www.aprendersociales.blogspot.com/


Entre los pintores románticos cabe destacar especialmente al alemán Caspar David Friedrich (1774-1840), pintor de paisajes solitarios y de solitarios ante el paisaje.
Cualquier persona que se haya asomado alguna vez al cuadro titulado "Viajero frente al mar de niebla", se habrá quedado con la duda de si ese personaje está simplemente contemplando un paisaje que le muestra (nos muestra) la grandeza de la naturaleza o si, por el contrario, ese viajero ha subido hasta allí para meditar a solas sobre su destino. Quizás algunos habrán llegado a pensar que el viajero está, a su vez, contemplando la idea de poner fin a su vida, de arrojarse a ese mar de nubes y a esos peñascos y riscos que aparecen entre ellas.

Cuando Caspar David Friedrich (1774-1840) pinta ese cuadro en 1818 lleva algunos años obsesionado con la misma temática, la del individuo (a veces, dos) asomado a la naturaleza y, al mismo tiempo, (podría decirse) sobrecogido ante su fuerza, ante su ímpetu. Por eso las nieblas, los atardeceres o la noche, o la orilla del mar. Como si el pintor quisiera decirnos que ante las fuerzas del planeta, los humanos no somos más que minúsculos seres, a los que sólo les corresponde rendirse ante algo que les supera por completo. Y todo ello lo hace el artista demostrando sus cualidades para pintar el paisaje. He aquí pues la base de la pintura de Friedrich, el más destacado de los románticos alemanes, naturaleza y seres humanos, frente a frente.
Pero la actitud romántica de Friedrich está también en su gusto por los temas clásicos en ese movimiento: los cementerios, las ruinas, las agujas de las catedrales góticas, los barcos hundidos. Y es igualmente romántica la actitud en la que retrata a sus personajes la mayor parte de las veces, de espaldas al espectador, como si no quisieran que podamos llegar a tenerles confianza.

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