viernes, 29 de octubre de 2021

Rafael Barradas: breve aproximación a su vida y obra

 Rafael Barradas: 1890-1929

Prof. Mónica Salandrú



Rafael Barradas fue un destacado pintor nacido en Montevideo en 1890 y fallecido en la misma ciudad en febrero de 1929. Junto con Figari y Torres García, forma parte de los grandes maestros de la pintura uruguaya del siglo XX. Pero su importancia trasciende el ámbito nacional ya que su obra constituyó una referencia para toda la pintura de vanguardia en España en los años en que residió en ese país.



Con apenas 20 años es un destacado dibujante en el ambiente periodístico y cultural del Montevideo del 900. Vinculado con la bohemia intelectual montevideana, colabora como dibujante y caricaturista con periódicos y revistas del medio local y de Buenos Aires.


Los emigrantes. 1912. Óleo s/ lienzo 112 x 144 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

De su primera etapa en Montevideo, destaca el cuadro “Los emigrantes”, realizado en 1912. A Barradas le interesaron ya tempranamente las temáticas sociales. En este caso aborda un motivo que formaba parte de la realidad de ese Uruguay. Sus padres habían sido emigrantes, él mismo lo será en los siguientes años. En esta obra vemos grandes planos de color, definidos contornos y un uso muy destacado de la luz, inundando de colores claros y luminosos el fondo del cuadro. Preanuncia con esta pintura al planismo, un estilo pictórico característico del Uruguay en la década de 1920.



En 1913 viaja a Europa, junto a Alfredo de Médici, quien comparte generosamente con Barradas una beca que el Estado le había otorgado para estudiar canto en Milán. En la imagen vemos un dibujo que envía a “La Semana”, una de las publicaciones montevideanas con las que Barradas colaboraba. En clave humorística se representa él junto a de Médici, que con grandes privaciones económicas han llegado a la Europa “soñada”.

            Estudio. 1913. Óleo s/cartón 60 x 50 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

En Milán toma contacto con las innovaciones que está presentando la pintura europea, en particular con el futurismo y el cubismo, vanguardias que lo inspirarán luego en la pintura que va a realizar en los años 1917 a 1919. Aquí vemos un retrato que realiza de su amigo Alfredo de Médici en Milán.


Escena de café. 1913. Óleo s/ cartón 36,5 x 36,5 cm. Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.

Sobre finales de 1913 y principios de 1914 está en París y realiza esta escena de café, donde apreciamos cómo a partir de formas quebradizas y angulosas, está buscando transmitir un dinamismo al cuadro, dinamismo propio de esas sociedades modernas y cambiantes que presentan las ciudades europeas que visita.

Viejo catalán. 1914. Óleo s/lienzo 86 x 80 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

Hacia abril de 1914 llega a Barcelona, iniciando una estadía en España de 14 años, ya que es desde este país que retorna a finales de 1928 a Montevideo. Trabaja como ilustrador para una revista de esta ciudad. Esta obra, realizada a fines de 1914 revela su mirada sobre personajes de la vida cotidiana, gentes de pueblo, en la que reitera el uso de superficies planas de color y contornos nítidos.


En 1915 está en Zaragoza, donde contrae matrimonio con Simona Lainez, una campesina aragonesa a la que él llama Pilar y de la que realizará muchos retratos. Todo ese año permanece en Zaragoza, trabajando en revistas y periódicos, realizando muestras de sus obras. Fue un artista que influyó mucho en este medio, aportando innovación en el dibujo y la pintura.


A principios de 1916 está de vuelta en Barcelona, ciudad en la vivirá hasta 1918 en que se trasladará a Madrid. Además de Pilar, forman parte de su hogar su madre y hermanos que han viajado desde Montevideo y viven con el pintor. Trabaja estos años realizando dibujos para revistas, ilustraciones de libros y carteles publicitarios.

Joaquín Torres García y su familia en "Mon Repós" en 1917.

El año 1917 es sumamente importante. Barradas se vincula con importantes intelectuales y artistas catalanes, expone dibujos y pinturas, y fundamentalmente es el año en que inicia una estrecha amistad con el pintor uruguayo residente en Barcelona, Joaquín Torres García. Esta amistad será rica en influencias mutuas, recorrerán juntos la ciudad buscando reflejar en la pintura esa fascinación por el espectáculo urbano. Es sobre todo Barradas el que incita a Torres García a tomar la ciudad como temática central a abordar.

Composición vibracionista.1917. Acuarela s/cartulina 45 x 49 cm. Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.

Es así que en 1917 Barradas consolida un estilo que él mismo denomina “vibracionismo”, caracterizado por un exaltado cromatismo, una estructuración del espacio a partir del encastre de formas geométricas, y una búsqueda de revelar así el dinamismo del paisaje urbano a partir de la incorporación de carteles, letras, números, relojes, ruedas.

     La Catalana. 1918. Óleo s/lienzo 83,5 x 78 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

En esta obra, “La Catalana”, Barradas nos habla del movimiento, valiéndose de la representación de un medio de transporte de la ciudad. La intención es transmitir la vida urbana, sugiriendo movimientos, ruidos, cambios constantes, como características vitales de la ciudad de Barcelona. Los recursos plásticos son el color, la fragmentación de las formas y la estructuración del espacio a partir del dibujo y la línea.

       Calle de Barcelona. 1918. Óleo s/lienzo 50,7 x 60,5 cm. Museo Patio Herreriano, Valladolid.

En esta obra la protagonista es la ciudad. Colores vivos y planos múltiples se interceptan indicándonos los diferentes ritmos urbanos, y las formas fragmentadas nos remiten a un tumulto de figuras, ruedas y carteles. El reloj establece la pauta temporal: la 1 p.m.

1918 a 1925: Madrid

Entre 1918 y 1925 Barradas va a residir en Madrid. Es la etapa más rica en términos de producción plástica: ilustraciones, caricaturas, pintura, diseños teatrales y publicitarios… Se integra, ocupando un lugar central, a los grupos de vanguardia tanto literarios como plásticos, y a las principales tertulias de la época, fundando su propia tertulia en el Café de Oriente.

  Retrato de Pilar. 1919. Óleso s/lienzo 79,5 x 60 cm. Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona.

Ya a partir de 1920 introduce una nueva modalidad pictórica denominada “clownismo”, que él mismo definió como “lo que queda de la persona cuando ella se va, esos rasgos mínimos que en la memoria fijan la estructura de una fisonomía o de un gesto”. En la imagen vemos un retrato de Pilar  del que surgen esos rasgos muy elementales en la representación de la fisonomía de la cara y en la de las formas.

Vemos en esta foto (tomada hacia 1920) un grupo en el que están Barradas y Federico García Lorca, ambos sentados, y que da cuenta de la amistad entre el pintor y el poeta que se inicia en estos años de Madrid y va a continuar hasta el regreso de Barradas a Uruguay.

García Lorca. Ca. 1921. Acuarela y lápiz s/papel 33 x 23 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

Y en este retrato que Barradas realiza de Lorca vemos un claro ejemplo de ese estilo “clownista” que desarrolla por estos años.

La familia. 1922. Óleo s/lienzo 108 x 140 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

También en un lenguaje “clownista” está realizado este retrato de su familia. Con una vida caracterizada por las privaciones económicas, la familia está pintada, según palabra de Barradas “más con mi alma que con mis manos”.

1916-1928: L'Hospitalet de Llobregat

En estos años Barradas, ya muy enfermo de tuberculosis y con una situación económica muy adversa, sale de Madrid y pasa a vivir en L’Hospitalet de Llobregat, un pueblo a escasos kilómetros de Barcelona. Conforma allí una tertulia: el “Ateneíllo de Hospitalet” por el que pasa prácticamente toda la intelectualidad española de esos años.

Constructor catalán. 1927. Óleo s/lienzo 100 x 75 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo.

Continúa pintando cuadros de una serie que ya había iniciado años antes, denominada “Los Magníficos”. Se trata de retratos frontales, de pie o sentados, de distintos personajes de las clases populares españolas. Crea figuras arquetípicas, de manos enormes y rudas y ojos sin pupila. A partir de una paleta de tonos terrosos, de unos contornos fuertes y definidos, nos brinda una imagen contundente y empática de trabajadores y campesinos castellanos, aragoneses y catalanes.



Barradas regresa a Montevideo en noviembre de 1928, ya muy enfermo y fallece el 12 de febrero de 1929.