domingo, 18 de abril de 2010

Caravaggio: La muerte de la Virgen

Material preparado en base al tomo dedicado a Caravaggio por la serie "Grandes Maestros de la Pintura" publicada por la editorial Sol90 de Barcelona, año 2006, distribuida en nuestro país por el diario El País.
1605-1606. Óleo sobre lienzo. 369 x 245 cm. Museo del Louvre, París.

La muerte de la Virgen es el mayor cuadro de altar realizado por Caravaggio y uno de los más escandalosos. Encargado para la iglesia de Santa María della Scala, los carmelitas rechazaron el cuadro por considerar que era ofensivo que María estuviera representada por una cortesana, con pies descalzos y vientre hinchado, detalles que llevaron a suponer que se utilizó como modelo el cadáver de una mujer ahogada.
Caravaggio, quien debía tratar "la muerte o tránsito" de la Virgen, desacralizó una vez más el episodio y buscó reflejar la muerte como la angustiosa experiencia de aquellos que pierden a un ser querido. En el cuadro no hay presencia divina, sino dolor humano en una pobre habitación, pues Caravaggio quería mostrar el llanto por una mujer del pueblo.
En esa humilde estancia de cuyas vigas cuelga una cortina roja, los discípulos y María Magdalena rodean a la Virgen que acaba de morir y cuyo cadáver aún no ha sido prparado para la tumba. Cada uno de los presentes aparece encerrado en sus propios pensamientos, pero, al mismo tiempo, vinculado a los demás por el sentimiento común de dolor ante la pérdida definitiva. Una variada y compleja gama de gestos y expresiones revela el intenso dolor y esa muda contemplación del cuerpo inerte que colocal al ser humano ante el misterio de la muerte. Hay tanta crudeza en la escena, tanto desconsuelo, tanta verdad humana, que horrorizó a quienes prometían el tránsito a la otra vida.
Caravaggio establece un extraordinario movimiento visual que lleva al espectador al interior del cuadro a través de dos líneas en diagonal que evocan una cruz y que están determinadas por las manchas de luz de la cabeza de los apóstoles y la Magdalena sentada y por los pies de los apóstoles, desde los de Pedro, y la mano de Juan, a la cabeza de la Virgen, hacia cuyo cuerpo convergen. Asimismo, la luz, de una poderosa plasticidad, se derrama desde arriba a la izquierda, y abriéndose paso entre las sombras alumbra, sobre todo, el cuerpo de la Virgen, haciendo brillar su vestido rojo y confiriéndole un ilusorio pálpito de vida. La luz también alcanza a la Magdalena y guía los ojos del espectador hasta el rostro de la joven Virgen muerta, que se convierte en el punto central hacia el cual convergen las líneas compositivas del cuadro, reforzadas por la potente tela roja que cuelga del techo de la estancia. Acierta Gombrich cuando dice que la luz cegadora de Caravaggio hace que aquello que ilumina "resalte con una inquebrantable honradez que pocos de sus contemporáneos podían apreciar".

2 comentarios:

  1. Hola Mónica. Muy interesante estas entradas sobre Caravaggio, pintor al que admiro y está entre mis preferidos. Volveré con más tiempo a ver otros post y te invito a que conozcas mi blog, hecho también para los alumnos de bachillerato de un centro de Sevilla: ArteTorreherberos (http://artetorreherberos.blogspot.com/). Un cordial saludo desde Sevilla

    ResponderEliminar
  2. Qué bueno Paco tu visita al blog!
    Voy a entrar al tuyo, que no lo tenía registrado. Está bueno poder intercambiar materiales e ideas para las clases, creo que el contacto entre colegas que fraternalmente compartan propuestas, es una de las formas más enriquecedoras en el trabajo docente. Estamos en contacto
    un abrazo
    Mónica.

    ResponderEliminar