viernes, 13 de octubre de 2023

Parque Batlle y Ordoñez: valioso ejemplo montevideano de jardín público del Novecientos

Prof. Mónica Salandrú 
En una entrada anterior del blog (https://estudi-arte.blogspot.com/2023/04/el-parque-rodo-un-espacio-urbano.html) hacíamos referencia al uso del espacio público, durante el denominado “primer batllismo”, a los efectos de configurar un imaginario social donde el Estado jugaba un rol clave en el afianzamiento de procesos de integración de la población. Los parques públicos persiguieron embellecer la ciudad, generar áreas abiertas y verdes afines con las ideas higienistas de la época, y ofrecer espacios de esparcimiento y socialización que actuaran como elementos integradores y democratizadores de la sociedad uruguaya. Señalábamos allí: “El parque pasó a constituir el “jardín de los pobres”: trabajadores urbanos, constituidos mayoritariamente por inmigrantes, hacinados en viviendas ya sea colectivas o unipersonales modestas, pasaron a disfrutar en su tiempo libre de espacios arbolados, con fuentes, estatuas y senderos que sólo estaban presentes hasta entonces en los exclusivos jardines de las casas del patriciado montevideano. Al generar estos espacios, el batllismo los concibió también como instrumentos de nivelación social y de mejora de la calidad de vida de los trabajadores, es decir que respondieron a políticas educativas (el parque como lugar de educación, de ahí la importancia de la estatuaria) y de control social (del ocio de la clase trabajadora) al incentivar a través de ellos el deporte y el contacto con la naturaleza”. Uno de estos parques del “Novecientos”, fue el actual Parque Batlle y Ordoñez, más conocido como “Parque Batlle”. Ya aparece proyectado en 1891, en el “Plan de Ensanche y Embellecimiento de Montevideo” que la Junta Económico-Administrativa había encargado al paisajista francés Edouard André. En él se proyectaba para la ciudad muchas áreas verdes jerarquizadas al estilo parisino: plazuelas, plazas y parques, vinculadas entre sí por una red de bulevares y avenidas, explotando con sentido estético los accidentes naturales del terreno. La crisis económica que se desata en el país en la década de 1890 impidió la concreción del proyecto, pero fue sin duda la base de todo el diseño de plazas, jardines y parques realizados en Montevideo en las primeras décadas del siglo XX.

CREACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL PARQUE

Al momento de su creación, el núcleo central del parque lo constituyeron los terrenos donados por Antonio Pereira (hijo del ex presidente Gabriel A. Pereira) a la Junta Económico Administrativa de Montevideo. Se trataba de unas 11 hectáreas a las que la Junta sumó otras 38, producto de expropiaciones de terrenos adyacentes. Unos años después se expropiaron algunas otras llegando en la actualidad a 60 hectáreas su superficie total. El primer nombre asignado al parque es aquel con el que figura en el plan de André de 1891: Parque Central, aunque al momento de su primer trazado se lo conocía con la denominación de Gran Parque Pereira. Luego de la Primera Guerra Mundial se cambia a Parque de los Aliados, para ser renombrado en 1930, en homenaje a José Batlle y Ordoñez fallecido en 1929, Parque Batlle y Ordoñez (actual denominación).

El parque fue creado por ley en 1907. En 1911 se le encarga al paisajista francés Charles Thays su trazado y ornamentación. En su diseño Thays se inspiró en los jardines ingleses del siglo XIX creando una caminería sinuosa y arbolada, con gran diversidad de especies que incluyen varias nativas. Contó con la colaboración del también paisajista francés, por ese entonces al frente de la Dirección de Paseos del Municipio de Montevideo, Charles Racine.

El ingreso al parque, que constituye un remate verde a la Avda. 18 de Julio, está enfatizado por el Obelisco a los Constituyentes de 1830. A partir de allí se abren tres vías separadas con áreas parquizadas, la central es la Avda. Luis Morquio, y las laterales son las calles Jorge Canning y Lord Ponsomby, que ofician de límites hacia las áreas urbanas con viviendas, la mayoría de ellas exentas. La Avda. Morquio desemboca en la Avda. Ricaldoni que es una vía de circunvalación que rodea todo el cuerpo del parque. En la confluencia de estas dos avenidas se encuentra la denominada “fuente luminosa”, una fuente de volumetría simple, sin componentes escultóricos, que enfatiza el protagonismo del agua y la luz que emergen desde su centro. Su emplazamiento corresponde a la década de 1930, en el marco de los muchos elementos de ornato que se agregaron a raíz de los festejos por el centenario de la primera constitución. Además de la avenida de circunvalación exterior referida, el parque consta de vías internas que definen distintos sectores dentro de él.



Ya en el proyecto de André, así como en el de Thays, se prevén áreas destinadas a actividades deportivas, criterio que es mantenido luego por la Dirección de Paseos Públicos. Y esta constituye una característica que distingue al Parque Batlle de los otros parques públicos creados por la misma época. En 1917 se construyó un estadio con una tribuna de madera, conocido como el estadio del Parque Pereira, con una capacidad para 15000 espectadores. Fue demolido en 1921 y en este predio el arquitecto Juan Antonio Scasso (funcionario de la Dirección de Parques y Jardines de la Intendencia de Montevideo) inicia la construcción de la Pista de Atletismo, que sobrevive hasta la actualidad. En 1929 el Arq. Scasso es designado proyectista y director de las obras del Estadio Centenario de Montevideo, ubicado también dentro del parque. Además del Centenario hoy hay dos estadios de fútbol más: el Estadio Parque Palermo y el Estadio Parque Luis Méndez Piana, así como varias canchas de baby fútbol y de fútbol 5. También encontramos en el Parque Batlle el Velódromo Municipal, el Club Uruguayo de Tiro y el Instituto Superior de Educación Física.

El Parque Batlle fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1975.


ESCULTURAS Y MONUMENTOS NOTABLES

El establecimiento de estatuas en parques, plazas, canteros de avenidas, y otros espacios públicos, constituyó una constante en la primera mitad del siglo XX. Además de su valor ornamental (embellecer la ciudad fue muy importante para las élites y para los gobiernos de la época), había una convicción en relación a su valor educacional. Con los monumentos se buscaba no sólo homenajear a los personajes a los que estaban dedicados, sino fijar en la memoria de la sociedad sus aportes.

Obelisco a los Constituyentes de 1830 

Esta obra forma parte de todos los monumentos y esculturas notables que se erigieron en diferentes puntos de Montevideo a lo lardo de la década de 1930 en conmemoración del Centenario de la Constitución de 1830. El Obelisco, obra del escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín (1891-1975), homenajea a los constituyentes al tiempo que conmemora los 100 años de la primera Constitución. Emplazado en la confluencia del Bulevar Artigas con las Avenidas 18 de Julio y Dr. Luis Morquio, se constituye en la puerta de entrada monumental al Parque. Realizado por Zorrilla de San Martín entre 1934 y 1938 a partir de un encargo realizado por la banca privada del Uruguay para donarlo al Estado, fue inaugurado el 25 de agosto de 1938. Una imponente aguja de granito rosado de 40 metros lleva grabado el texto “A los Constituyentes de 1830”, y tiene, en su base, tres esculturas alegóricas de bronce de 5 metros que representan la fuerza, la libertad y la ley. En la base de las estatuas se ubican grifos que vierten agua en una fuente hexagonal, también de granito, que rodea al Obelisco. En el borde oeste de la fuente están grabados los nombres de las instituciones bancarias que realizan el homenaje a los Constituyentes. Sostiene Liliana Carmona: “José Luis Zorrilla de San Martín evidenció su atracción por las metáforas de la estatuaria griega, la monumentalidad y el cuidado en la relación de la obra con el espacio público. Las tres esculturas son expresivamente potentes, con sus cuerpos robustos y rostros decididos. La aguja presenta recursos expresivos del art decó, en el ordenamiento vertical y ascendente -como la arquitectura inspirada en los rascacielos estadounidenses-, en el juego geométrico del basamento y en el uso de inscripciones como tratamiento plástico” (Carmona, Liliana, Obelisco a los Constituyentes de 1830, en Acervo cultural y patrimonial Monumentos Montevideanos, revista Dossier https://revistadossier.com.uy/wp-content/uploads/stories/dossier11/dossier_11_acervo.pdf)


Creugante y Damoxeno

Creugante

 Damoxeno

Se trata de copias de mármol de las esculturas realizadas, también en mármol, por el escultor italiano neoclásico Antonio Canova (1757-1822) hacia 1800 y que hoy se encuentran en los Museos Vaticanos (Roma). Según el relato del historiador griego Pausanias, del siglo II d.C., Creugante y Damoxeno eran dos pugilistas griegos que se enfrentaron en los juegos que cada dos años se realizaban en la polis de Nemea. Al no haber un claro vencedor, y para no seguir alargando el enfrentamiento, los jueces resolvieron que se declararía ganador a aquel que lograse derribar a su oponente asestándole un solo golpe. El primero en lanzar su golpe fue Creugante quien no consiguió derribar a Damoxeno. Cuando fue el turno de éste simulando que iba a golpear su cabeza, según relata Pausanias, golpeó a Creugante con su mano extendida con tal fuerza en el costado que le extrajo las entrañas y le provocó una muerte inmediata. Los jueces consideraron desleal la actitud de Damoxeno y lo castigaron con el exilio, declararon vencedor a Creugante y erigieron una estatua en su honor. Canova representa a Creugante con las piernas separadas, bien plantado, esperando el golpe, con un brazo por encima de su cabeza en actitud defensiva y ambos puños cerrados. Damoxeno aparece con una expresión feroz, con una mano se protege el pecho mientras tiene la otra extendida como una espada a punto de asestar el golpe mortal. Ambas esculturas revelan un claro dominio de la anatomía, así como una gran tensión expresiva celebratoria sin duda de la fuerza. Ambas esculturas fueron erigidas en el Parque Batlle en 1925 (que también cuenta con una copia del Discóbolo de Mirón) en un momento en que, por la victoria de Uruguay en fútbol en los juegos olímpicos de 1924, las temáticas vinculadas a estos juegos despertaban interés en la población.


Vaso Borghese

El Vaso Borghese es un tipo de recipiente monumental en forma de crátera, esculpido en mármol, que se comenzó a realizar en Grecia para el mercado romano, que lo utilizaba en la decoración de sus jardines. Se denomina así ya que el que se considera un original, y que hoy se exhibe en el Museo del Louvre, fue adquirido por la familia Borghese. Este tipo de jarrón de mármol fue muy valorado durante los períodos barroco y neoclásico para decorar los jardines de los palacios y las casas importantes. A partir del siglo XIX fueron elaboradas muchas copias destinadas al alhajamiento urbano (parques, plazas, canteros de avenidas importantes…). En Montevideo, el paisajista francés Charles Racine que, como vimos, se desempeñaba en la Dirección de Parques y Jardines del Municipio de Montevideo, promovió su adquisición para el adorno del cantero central del Bulevar Artigas y para el Parque Batlle.


Monumento al Maestro

Al Maestro es un conjunto escultórico realizado por el escultor uruguayo Bernabé Michelena (1888-1963), en colaboración con el arquitecto José H. Domato, y que se inauguró, como un homenaje a los educadores uruguayos, el 18 de mayo de 1945. Realizado en granito rosado, presenta una figura femenina con los brazos abiertos en cruz. Retranqueados y a los costados de la escultura, se presentan cuatro paneles con bajorrelieves alegóricos que representan por su orden: la enseñanza, las artes, las ciencias y el trabajo. Se trata de una obra mayor dentro de la producida por Michelena y en la que, tanto la mujer de sereno rostro como los bajorrelieves alegóricos, remiten a la escultura monumental de carácter social que se desarrolló en estas décadas. Pero también hay rasgos característicos del art decó que tanto permearon los relieves escultóricos montevideanos entre las décadas de 1920 y 1940. Otro aspecto sobresaliente de este monumento es la de constituir un ejemplo destacado de integración de una obra en el paisaje, ubicada en una elevación del terreno posee una armonía volumétrica que dialoga positivamente con el entorno arbolado, sin romper con el verde del parque.


El Trabajo

Este grupo escultórico en mármol blanco es obra del artista uruguayo Ángel Ferrari Rocca (1886-1973) y fue inaugurado en 1930.


Víctima de la guerra civil

Esta obra fue realizada, alrededor de 1875, por un escultor español, Domingo Mora (1840-1911), quien vivió en Montevideo algunos años y se inspiró en la realidad local para nutrir su propuesta artística. La escultura es un vaciado en bronce a partir de un original modelado en yeso por Domingo Mora con una ampliación de José Belloni, y fue inaugurada en 1930.


La carreta

Este monumental conjunto escultórico fue realizado por el escultor uruguayo José Belloni (1882-1965) y recuerda al clásico medio de transporte y carga en nuestro territorio con anterioridad al ferrocarril y los automotores. Consta de una carreta con tres yuntas de bueyes tirando y dos bueyes detrás. A la derecha de la carreta se ubica un gaucho a caballo, picana en mano. En 1929 la realización de esta obra, cuyo boceto había ganado el premio del Ministerio de Instrucción Pública, le fue encargada por el Municipio de Montevideo, disponiéndose su fundición en un taller radicado en Florencia (1930), concurriendo el artista a supervisar el trabajo. La carreta se ha constituido en un referente del Parque Batlle y ocupó, en el clima del Centenario, un lugar muy importante en el imaginario del país y de las transformaciones que se habían ido procesando en las últimas tres décadas. Está hoy considerada no sólo una de las obras mayores de Belloni, sino una de las mayores en la escultura nacional. El momento de su inauguración, 14 de octubre de 1934, congregó gran cantidad de público muy identificado con el monumento, en el marco de todos los festejos e inauguraciones que se realizaron por el Centenario. Desde lo paisajístico, la obra se encuentra excepcionalmente ubicada. El emplazamiento fue pensado conjuntamente entre el escultor y el Arq. Scasso de la Dirección de Parques y Jardines del municipio, optando por un promontorio, que realzara al conjunto escultórico, y un espejo de agua que jugara con el reflejo.

 Sitios web sugeridos:

https://nomada.uy/guide/view/attractions/4617

https://turismoculturalenuruguay.blogspot.com/2010/08/el-parque-jose-batlle-y-ordonez-de_26.html

https://www.jardinenuruguay.com/PARQUE_BATLLE/parque_batlle.htm

https://milpalabras.com.uy/2019/10/18/la-carreta-monumento-historico-y-algunas-cosas-poco-conocidas/


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