En la
primera mitad de la década de 1970 estudió en el Círculo de Bellas Artes con
Clarel Neme, Amalia Nieto y Rimer Cardillo. También asistió a los talleres de
Jorge Damiani y Hugo Longa. Desde 1975 participa en distintos cursos,
seminarios y talleres, es invitada o seleccionada para participar en bienales y
encuentros de arte a nivel nacional e internacional.
Expone
en forma individual desde 1978, en Uruguay, Holanda, España, México y
Argentina; ha participado en numerosas
exposiciones colectivas, salones nacionales, departamentales y municipales.
Obtuvo
el premio adquisición del 39 Salón Nacional de Artes Plásticas y el Premio
Ministerio de Turismo en la Bienal de Salto de 1996. Sus obras se encuentran en
el Museo Nacional de Artes Visuales, UTE, Banco República, Museo de Arte
Contemporáneo, Colección Engelman-Ost y en colecciones de Argentina, Escocia,
México y Brasil.
En una
primera etapa sus principales obras fueron básicamente pinturas y dibujos.
Experimenta con la figuración y la abstracción, así como con diferentes
materiales y colores. En los 80 abundan los dibujos en los que, en medio de
grandes planos monocromáticos, intercala pequeñas figuras, composiciones en las
que deja aflorar un intenso mundo interior, al tiempo que fueron un camino para
expresar el clima opresivo vivido en la dictadura.
Paisaje con peras y manzanas. Técnica mixta sobre papel
Con el
tiempo avanza trabajando con diferentes texturas, por medio del collage
(incorporando el tul, por ejemplo), y con la posibilidad de generar, desde la
bidimensionalidad de la pintura, la construcción de espacios tridimensionales
mediante la combinación de diferentes paneles pintados (como fue el caso de la
exposición “Cajas de Petri”).
Cajas de Petri. Vista General
Paralelamente
transita los caminos de la instalación, como por ejemplo en la exposición
denominada “Las cosas mismas”, presentada en el Espacio Rafael Barradas del
Museo Blanes en 1995.
En esos
años 90 produce series donde eclosiona el color, como en las pinturas
presentadas en “Misterios y Ritos”, exposición realizada en el Museo del Gaucho
y la Moneda en 1996; y también series donde el negro se torna un color
sugerente y simbólico, como en la muestra “Cajas de Petri” realizada en la Sala
Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional en 1999. Señala Margaret: “La omnipresencia del color negro, o de
transparencias de negro sobre colores, formas o texturas, merece un aparte. Es
el color de las tinieblas, de lo ignoto, de la muerte y el espanto, pero
también es el color de lo exquisito, del refinamiento y de lo singular. La
tierra, reino de los lugares secretos, tiene como símbolo el color negro. El
negro de las grutas, de las minas y el fosilizado del árbol viejo o de algún
animal remoto, es también el de la violencia que predomina e interactúa con la
obra.” (Tomado de www.margaretwhyte.com)
A lo
largo de la primera década del siglo XXI, Margaret Whyte presenta mayor
cantidad de instalaciones donde los principales materiales son las telas, los
hilos, las pieles, las fibras, conformando composiciones donde aparecen
esculturas blandas, y que se complementan con otros materiales como acrílicos,
aluminio, vidrios, etc.
Destacan
la muestra “Pliegues”, realizada en
el 2007 en la Sala Mayor del Subte Municipal. En el 2008 se presenta en el
Centro Cultural España con una intervención, “Kanga”, en un espacio no
convencional: el ascensor. En el año 2009 realiza en el Museo Nacional de Artes
Visuales la instalación denominada “Belleza Compulsiva”.
En
todas ellas los objetos construidos a partir de telas, hilos, fibras, pieles,
nos hablan de la belleza, la muerte, las características del mundo femenino, la degradación del medio ambiente, entre
varios otros temas. Señala la artista: “a
través del acto repetitivo de coser me conecto internamente en un ritual
primitivo, develando lo oculto, haciéndolo visible y perceptible y generando
situaciones que acentúan finalmente la unidad conceptual de la pieza.”
(facmvd.blogspot.com). Alicia Haber, por su parte, afirma: “Margaret Whyte legitima el uso de las telas y de la ropa como medio
expresivo válido, metaforiza diversos temas y tiene la habilidad de transmitir
mensajes trascendiendo su uso de protección al cuerpo, desde la vida hasta la
muerte. Plantea una estética de fragmentos, un rompecabezas creado por trozos,
retazos, pedazos, ensamblajes y uniones de elementos dispares. Las uniones de
telas son sorprendentes e impredecibles y dialoga con libertad y desde un punto
de vista original y propio.” (Citado en www.margaretwhyte.com)
La
instalación “Kanga” (CCE, 2008),
cuyo nombre refiere a la vestimenta femenina de las congoleñas (especie de
pareo), se realiza con telas provenientes del Congo, que según la artista la
remitieron a la situación de este país: enfermedades, pobreza, guerra,
hambre, animales, belleza de sus
mujeres, vegetación. Pero si bien admite que reflejar estos aspectos fue un
disparador para el acto de creación, no le gusta explicarlos, cree que hacerlo
es una forma de condicionar al espectador. Coincidiendo con la artista, creemos
que la obra de arte, en su calidad de tal, debe ser un vehículo de comunicación
entre el artista y el espectador, pero en contacto con éste adquiere vida
propia, se independiza del artista y se enriquece desde las múltiples miradas e
interpretaciones.
La
trayectoria de Whyte está signada por la búsqueda, por la experimentación en
lenguajes distintos y con técnicas diversas. Según sus propias palabras: es un
desafío el soporte, y según los temas investiga las posibilidades que puede
brindarle uno u otro. Ha transitado por temas sociales en general y por las
temáticas vinculadas a la mujer en particular. La elección del tul, por
ejemplo, tiene que ver con esa dualidad de ocultar y dejar entrever, según ella
un elemento característico de la mujer. En realidad todo su trabajo con las
telas y las formas blandas remiten una y otra vez a lo femenino, con una carga
de evocaciones a lo cotidiano, a la sexualidad, y a la sensualidad. Ya desde
una instalación realizada en el año 2001 en el Cabildo (“Hasta que duela”)
aborda la artificialidad del concepto de belleza a través de una mirada a la
cirugía estética, no reparadora, sino aquella que es producto de una sociedad
que busca imponer un modelo de mujer que corre tras un ideal antinatural y a la vez carente de todo sentido.
Este
cuestionamiento a la belleza así entendida es retomado en Pliegues (2007), con
una crítica a los parámetros con que la moda nos sojuzga. También aparece en el
2009 en “Belleza compulsiva”, al que
se agrega la presencia de la piel como una denuncia a la depredación de
especies a favor del lujo de una sociedad que no mide los costos de
determinados “ideales estéticos”. La instalación realizada en el MNAV explora
materiales, técnicas y uso del espacio, provocando en el espectador sensaciones
y emociones en función de su movilidad en ese espacio trabajado a partir de
distintos elementos que abren puertas a la apreciación de objetos cada uno de
ellos portador de una belleza singular, finita y contextualizada. Según la
artista: “trabajo con todo aquello que me
conmueve, con la naturaleza de las cosas mismas, necesito encontrarlas,
unirlas, compararlas y si es posible hacer que se reencuentren en otro espacio.
Siempre busco ir más allá y no puedo soportar no avanzar hacia algún lugar que
me deje en un nuevo punto, quizás por esto el trabajo con los jóvenes y el
poder aprender de lo que están haciendo, hace que desafíe mis propios límites.
En esta instalación el mundo de los afectos, los desencuentros y el desafío de
ir más allá de la belleza como tal, es el impulso que repito en la búsqueda, es
la intención de comunicarnos, es una barrera que deseo traspasar. Siempre estoy
aprendiendo, trabajo mucho en la forma de cómo entender el discurso artístico
con el que hago mi obra y aspiro a profundizar cada día más sobre el poder que
tienen los materiales y la posibilidad de comprobar la diversidad de formas en
las que puede transformarse un objeto artístico”. (Tomado del Catálogo de
“Belleza Compulsiva” MNAV)
La
instalación “Lo que queda”,
realizada en el EAC (Espacio de Arte Contemporáneo) entre mayo y agosto del
presente año, contó con la curaduría de Fernando López Lage, quien escribió: “El exceso de realidad de nuestra sociedad
conduce hacia una falsa evolución, hacia la artificialidad, a la evolución de
la tecnología y al ritual de desechar y reemplazar. El planeta de a poco se va
transformando en un gran continente de basura y tecnología obsoleta. Whyte
reflexiona sobre la capacidad creativa y a su vez destructiva del ser humano.
Detrás de cada imagen, de cada material, hay algo que ha desparecido. Continúa
cosiendo; esta vez materiales post industriales, residuos reciclados en cosas
apocalípticas, metalizadas, donde la pintura trasgrede el género y se vuelve
piedra, sin otra intención que ser un color apagado, muerto y tóxico,
sosteniendo los materiales. El hecho de reasignarle un nuevo lugar, lo rescata
y pone en evidencia la pregunta sobre los límites humanos para generar la
destrucción de su entorno”. (Citado en www.margaretwhyte.com)
Por último, les dejo una presentación con imágenes de algunas de sus últimas instalaciones, donde el trabajo es en base a telas, hilos, pieles y fibras.
Fuentes
consultadas:
http://arte.elpais.com.uy/margaret-whyte-la-bisabuela-irreverente-y-subversiva-creadora-de-arte-joven
(artículo de Alicia Haber, especialmente
recomendado para profundizar en la propuesta de Margaret Whyte)
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