viernes, 23 de septiembre de 2022

El universo de Petrona Viera

 Prof. Mónica Salandrú


Petrona Viera es la primera pintora profesional del Uruguay. Si bien se registran algunas mujeres pintoras a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX[i], sus actividades se inscribían entre las que eran “bien vistas” en las mujeres de los sectores sociales altos: tomar clases de dibujo y pintura para desarrollar su “buen gusto” a la hora de dedicarse al hogar (que junto a la maternidad constituían las áreas a las que las mujeres debían consagrar su vida), pero claramente la sociedad patriarcal no aprobaba una dedicación de carácter profesional ya que ésta estaba restringida a los hombres.

En el caso de Petrona Viera su dedicación en exclusividad a la pintura y su desarrollo profesional en relación a ésta, encuentra explicación en el interés de una familia que favoreció este desarrollo como una forma de compensación a su sordera, pero también se vincula a que las décadas en las que ella se inserta en el mundo del arte, coinciden con la obtención por parte de las mujeres de la posibilidad de ocupar más espacios a nivel social y desempeñarse en otros roles hasta entonces reservados sólo a los hombres.

Petrona Viera nace en Salto el 24 de marzo de 1895 siendo la primera de los once hijos del matrimonio conformado por Feliciano Viera[ii] y Carmen Garino. A los dos años sufre una enfermedad, tradicionalmente referida como meningitis, a raíz de la cual desarrolla una sordera profunda, con las consecuencias que ésta acarrea en el desarrollo del habla. Esta situación limita la comunicación social, situación que obviamente hay que tener en cuenta a la hora de abordar el hacer de Petrona Viera. Se cría en un ambiente familiar caracterizado por la presencia de muchos niños. Como señalamos ella era la mayor de once hermanos, de los que siete eran mujeres. Sólo dos de estas mujeres se casarán y ambas regresan al hogar paterno, una al enviudar y otra al divorciarse, sumando nuevos niños a éste. Esta casa se caracterizaba además por la presencia de una madre que limita las salidas independientes de las hijas y es un hogar que en particular se va a mostrar muy sobreprotector con Petrona por su condición. No va a tener la joven pintora la posibilidad de formarse en talleres o asistir al Círculo de Bellas Artes[iii] ni de viajar al exterior. Ya tempranamente manifiesta un gusto y un particular talento para el dibujo, actividad que va a ser estimulada por su entorno familiar. Hacia 1919-1920, la familia gestiona que Petrona tome clases de pintura a través del Círculo de Bellas Artes, pero con clases en el domicilio. Es así que el primer pintor que asiste al hogar de los Viera a brindar estas clases es uno de sus principales profesores, el catalán Vicente Puig. La formación con este artista se prolonga hasta 1922 en que Puig se traslada a Buenos Aires para radicarse allí y será sustituido en el rol de maestro de Petrona por el pintor Guillermo Laborde[iv], quien se convertirá en una persona fundamental para ella, además de su maestro será un gran amigo, su referente artístico y su conexión con el mundo del arte. Permanentemente la alienta a que presente obras en las exposiciones que realizaba el Círculo de Bellas Artes. No sólo en las que se hacían anualmente con obras de los alumnos de la institución, sino también en los Salones de Primavera que el Círculo organiza desde 1923. A partir de 1927 el Ministerio de Instrucción Pública comienza a organizar los Salones de Otoño, en los que también Petrona Viera presentará obras, así como en los Salones Nacionales que se organizarán luego de 1937, año de creación de la Comisión Nacional de Bellas Artes.

Pero otro aspecto en que es clave la figura de Guillermo Laborde en relación a Petrona Viera es que es quien la introduce en el planismo[v].

En 1923 hace su primer envío para el Salón de Primavera organizado por el Círculo de Bellas Artes. Y a partir de este momento y por más de treinta años enviará obra a las exposiciones del medio local e incluso a alguna realizada en Buenos Aires. En 1926 realiza su primera muestra individual en la galería Maveroff. Concurre a distintas muestras de sus colegas, a galerías de arte, siempre acompañada de su hermana Lucha (Luisa Viera), que la secundará en todas sus apariciones públicas.

Toda la pintura inicial de Petrona, realizada en estos años en que toma clases con Puig y luego en los primeros años con Laborde, gira en torno a los eventos familiares, al mundo de los niños de la casa quinta en la que vive la familia Viera, sobre la Avda. 8 de Octubre. Se trataba de una lujosa finca, con amplio parque con árboles y espacios de recreo, y numerosos sirvientes. Con la muerte de Feliciano Viera en 1927, la familia se recluye en la quinta, sólo Petrona y Lucha realizarán salidas constantes a partir de los años 30, en que la pintora incursiona en la pintura al aire libre, como veremos más adelante. En 1929 la familia deberá abandonar la casa quinta ya que no pueden sostener las hipotecas que pesaban sobre ella y se trasladan a una casa que les dona el Partido Colorado, también en la Avda. 8 de Octubre, donde la familia continúa su vida apartada y en la que Petrona Viera instalará el taller en el que trabajará hasta su muerte en 1960.

Los óleos y dibujos de Petrona de los años 20 gira, como decíamos, en torno a la vida en la quinta, transformándose por tanto en un relato visual del universo de los Viera. Pinta retratos familiares, actividades cotidianas de sus hermanas y hermanos, los juegos infantiles, las tareas de los sirvientes. Su pintura es muy colorista. Hace un uso de los colores al modo de los planistas, confrontándolos, colores muchas veces estridentes, con una casi inexistencia de variantes tonales y en grandes áreas de color.

"Recreo" - c.1924 - Óleo s/lienzo 86 x 90 cm, MNAV*

Esta obra forma parte de toda una serie de cuadros vinculados a los juegos infantiles. Un grupo de niñas parece danzar, en un clima de alegría, en la tradicional ronda “Martín Pescador”. Las niñas están representadas de una manera genérica, no están individualizadas sino que se ha eliminado la singularidad de los rostros. Es una obra que refleja las enseñanzas de Laborde ya que se trata de una composición planista de vivos colores donde se produce un claro contraste entre la luminosidad del día y sombra que proviene del parral. Participa del tono festivo y distendido de los años 20 y de la pintura planista de dichos años.

Muchas obras de escenas infantiles y también de escenas entre hermanas ya más grandes, no son en el exterior de la quinta (que las hay y muchas relacionadas con el parque y sus árboles) sino en el interior, pero particularmente en umbrales, un interior que mira al exterior. Se trata de escenas introspectivas, de figuras quietas que conversan, secretean.

"Sin título" - c.1924 - Lápiz s/papel, 54 x 70 cm, MNAV

Tal vez estas obras nos hablan de esa vida de encierro, de ella y sus hermanas, atisbando a través de los umbrales ese mundo exterior en el que no están. Tal vez nos hablan de la situación de encierro de la propia Petrona, que por su sordera ve tan limitada las posibilidades de comunicación social.

"Composición" - 1927 - Óleo s/lienzo, 252 x 294 cm, MNAV

En 1927 presenta en el Salón de Otoño organizado por el Ministerio de Instrucción Pública la obra Composición. Es una representación de cuatro de sus hermanas en un entorno arbolado. El jurado del Salón en un primer momento decide darle el primer premio, pero no de forma unánime. La discusión en torno a brindar este premio a Petrona Viera se hizo pública, se enjuiciaba por parte de la crítica el gran formato de la obra, sugiriéndole de forma paternalista que utilizara formatos pequeños, se la consideraba demasiado parecida a la de su maestro, se la veía poco innovadora. El paternalismo caracterizaba a las críticas que se realizaban en relación a las obras de artistas mujeres, generalmente se reservaban para evaluarlas términos tales como “primorosa”, “delicada”, “tímida”, “decorativa”…, proyectando así la visión que se tenía sobre lo que debía ser la pintura de una mujer, no se admitía que ésta abordara temáticas y miradas que se consideraban masculinas. La mayoría de las críticas que se realizaron hasta ese momento, y después, a la obra de Petrona, reconocieron siempre el talento que tenía, pero muy pocos valoraron su alcance. El jurado al final, ante la falta de unanimidad, le otorga el primer premio, pero compartido con Carmelo de Arzadun y Ricardo Aguerre. Como resultado de la severidad de las críticas (que la afectaron mucho), y de la actitud errática del jurado, la artista devuelve el premio, no lo acepta, y no volverá a pintar en un formato tan grande.

Además de las escenas de la vida cotidiana en la quinta, Petrona Viera también pinta en estos años numerosos retratos, fundamentalmente de sus hermanas y hermanos.

"Retrato de la Srta. L. Viera" - c.1923 - Óleo s/lienzo, 98 x 91 cm, MNAV

En este retrato de su hermana Lucha, su acompañante, se revela una gran modernidad pictórica, prueba sin duda de todo el contacto que, a través de Laborde, tenía con la evolución del arte de vanguardia.

"Autorretrato" - c.1930 - Óleo s/lienzo, 91 x 87 cm, MNAV

Su autorretrato, plenamente planista, nos muestra una gran expresividad, de gran avidez comunicacional, como observando el mundo con sumo interés.

"Estudio de desnudo" - c.1936 - Óleo s/cartón, 50 x 40 cm, MNAV

En los años 30 se produce un cambio, introduce otras temáticas, como los desnudos. Esto resulta muy innovador para la época, no sólo por su condición de pintora mujer, sino porque este género no lo estaban abordando tampoco en ese momento los artistas hombres. Estos desnudos son muy particulares desde el punto de vista plástico: muy sintetizados, en colores cálidos, suaves, nacarados, de gran lirismo. Predominan en ellos, como en buena parte de su pintura, la calma, el silencio, la invitación a la introspección.

"Playa Malvín" - 1931 - Óleo s/cartón, 25 x 23 cm, MNAV 

Otra temática en la que incursiona en estos años 30 es el paisaje. Sale a pintar al exterior, siempre con la compañía de su hermana Lucha. Registra las playas Malvín y Carrasco, por ejemplo. Pero también las oceánicas de Maldonado y Rocha. Y es aquí, en estos paisajes, donde la pintura de Petrona Viera abandona su calma característica e introduce gran fuerza y energía en olas que nos aproximan a furiosos mares y vientos.

Estos cambios de los años 30, tanto en las temáticas como en el uso de los colores, menos vibrantes que los de la etapa anterior, nos hablan sin duda de nuevas necesidades expresivas por parte de Petrona.

"Playa Costa Azul" - 1933- Óleo s/cartón, 50 x 40 cm, MNAV

Algunas de las obras de este período parecen perder el énfasis en la figuración y recorrer otros caminos desde la plástica, donde por momento, como en estos cuadros de 1933, parece caminar hacia una síntesis narrativa desde un mayor interés por la pintura pura.

A partir de 1940 ingresamos en otra etapa en la pintura de Petrona Viera. En este año muere su maestro Guillermo Laborde, situación que la afecta profundamente. Unos meses más tarde Guillermo Rodríguez, artista también vinculado al Círculo de Bellas Artes, se constituirá en su nuevo maestro, introduciéndola en la práctica de una nueva técnica artística: la xilografía.[vi]

Xilografía - c.1940-1955 - MNAV

Vuelve con la xilografía a la temática del desnudo, pero con una carga mayor de expresividad y movimiento. Lo mismo ocurre con la temática del juego infantil, la retoma pero también con una recurrencia a lo expresivo que no habían tenido en la primera etapa.

Xilografía - c.1940-1955 - MNAV 

Sobre sus últimos años, deja de exponer. Está enferma y su pintura, al óleo, se centra en flores y naturalezas muertas en las que las frutas son el centro de la representación. Vuelve al colorismo pero con la particularidad que, como sus modelos, esta llegando al fin de su vida. Petrona Viera fallece el 4 de octubre de 1960.

"Frutas" - 1957 - Óleo s/cartón, 27 x 27 cm, MNAV

Para ampliar información pueden consultar el catálogo de la retrospectiva que el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) de Montevideo le dedicó en el año 1922, que pueden descargarlo en: https://mnav.gub.uy/cms.php?id=petrona2020

También pueden descargar el trabajo de Raquel Pereda “Petrona Viera: su vida y su tiempo” en: https://docplayer.es/24918897-Petrona-viera-su-vida-y-su-tiempo.html

*Todas las obras cuyas imágenes se insertaron, se ubican en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo.

[i] Escasamente estudiadas por la historiografía del arte y con una casi inexistente valoración por parte de sus contemporáneos.

[ii] Feliciano Viera (1872-1927), abogado y político perteneciente al Partido Colorado, ocupó la presidencia de la República entre 1915 y 1919. Integrante del ala batllista de dicho partido, se distancia de la misma por desavenencias con el líder José Batlle y Ordoñez, conformando en 1921 el sector del partido denominado “Vierismo”.

[iii] El Círculo de Bellas Artes se había fundado en 1905 constituyendo la primera academia donde aprender a pintar que tuvo el Uruguay.

[iv] Guillermo Laborde (1886-1940) fue un importante pintor uruguayo asociado al planismo, junto con José Cúneo, Carmelo de Arzadun, Alfredo de Simone y la propia Petrona Viera. Realizó una intensa labor docente, además de sus trabajos de pintura, diseño gráfico y de escenografías.

[v] Tendencia pictórica presente en gran cantidad de artistas durante la década de 1920, caracterizada por una pintura colorista, con una paleta cromática de colores vibrantes, una composición geométrica definida a partir de amplios planos de color y aplanamiento de todo el conjunto al no modelarse desde el claroscuro para dar volumen. Se difunde principalmente desde el Círculo de Bellas Artes y sus principales exponentes en los años veinte fueron José Cúneo, Carmelo de Arzadun, Guillermo Laborde, Humberto Causa, César Pesce Castro, Guillermo Rodríguez, Petrona Viera, entre otros.

[vi] La xilografía constituye una de las variantes del grabado y es una técnica de impresión que utiliza una matriz de madera para obtener la estampa.




martes, 20 de septiembre de 2022

Pintura norteamericana 1920-1990

 En el próximo mes de octubre estaremos realizando, vía Zoom, un ciclo de charlas sobre la pintura norteamericana en el siglo XX, los pintores Edward Hopper, Jacob Lawrence, Jackson Pollock, Willem de Kooning, Mark Rothko, Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Jean-Michel Basquiat, y Keith Haring, serán abordados como ejemplos paradigmáticos de las distintas etapas seleccionadas para su análisis.

Las charlas se realizarán en vivo los sábados 8, 15, 22 y 29 de octubre de 10 a 12 hrs. Pero si no puedes participar tienes la posibilidad de recibir la conferencia grabada, así como los materiales y constancia, un par de días después de realizada cada una de ellas, para que puedas seguir el ciclo según tus tiempos.

Por más información, escribe al correo: arteenlahistoria2021@gmail.com


PINTURA NORTEAMERICANA 1920-1990

 

SESIÓN 1 – 8 de octubre de 2022

La pintura realista de Edward Hooper. La serie “Migración” del pintor afroamericano Jacob Lawrence.

SESIÓN 2 – 15 de octubre de 2022

Nueva York y el MoMA después de la Segunda Guerra Mundial. El expresionismo abstracto: Jackson Pollock, Willem de Kooning y Mark Rothko

SESIÓN 3 – 22 de octubre de 2022

El “pop art”. Antecedentes. La pintura de Andy Warhol y de Roy Lichtenstein

SESIÓN 4 – 29 de octubre de 2022

Del arte urbano a las galerías: los casos de Jean-Michel Basquiat y Keith Haring

 

Charlas por plataforma Zoom, sábados 8, 15, 22 y 29 de octubre de 10 a 12 hrs.

Costo: ciclo completo: $ 2000

            Por charla: $ 600

Forma de pago: transferencia bancaria, depósito en Abitab, Mercado Pago

Se incluyen materiales y constancia

Información: arteenlahistoria2021@gmail.com

Inscripciones: https://forms.gle/QPN8xstbKVsmH1f86