La colección de arte egipcia en el Metropolitan Museum de
Nueva York
El MET es uno de los museos más importantes y más visitados
a nivel mundial. Tiene una colección de alrededor de más de 3 millones de obras
procedentes de todos los continentes y que abarcan desde el arte de la
antigüedad al arte del siglo XX, exponiéndose al público unos cientos de miles.
Destacan sus colecciones de los grandes maestros del barroco (Rubens,
Rembrandt, Velázquez), del impresionismo y postimpresionismo (Renoir, Degas,
Van Gogh, Cezanne, Toulouse-Lautrec), de los grandes maestros norteamericanos,
entre muchísimas otras. Sus casi diecinueve kilómetros cuadrados albergan, al
decir de la Guía del Museo (edición de 1994), una enciclopedia viviente del
arte mundial.
En esta entrada voy a dedicar unas líneas a la colección de
arte egipcio presente en el MET (los
datos fueron extraídos de la Guía, del Museo citada) y les voy a dejar una
presentación de fotografías tomadas durante la visita que en mayo del año
pasado tuve la oportunidad de realizar a este museo.
Se trata de una colección muy importante, de alrededor de
36.000 objetos (todos expuestos) que atraviesan la producción artística egipcia
desde la prehistoria hasta el período de dominio romano. Muchas proceden de
colecciones privadas, pero cerca de la mitad se obtuvieron por los trabajos
arqueológicos emprendidos por el propio Museo entre los años 1906 y 1944. En varias salas se despliegan sarcófagos,
esculturas de diferentes materiales y tamaños, pinturas murales de tumbas y
templos, objetos de cerámica y metal que resultan una contribución sustancial
al conocimiento del arte egipcio y constituyen una de las colecciones más
importantes y completas existentes fuera de Egipto.
Destaca la Tumba de Perneb, en piedra caliza, procedente de
Saqqara y reconstruida en el interior del Museo. A finales de la V dinastía
(hacia el 2450 a.C.), el chambelán Perneb hizo construir su tumba en Saqqara, a
32 kilómetros al sur de Gizeh. La tumba comprendía una cámara sepulcral
subterránea y un edificio de piedra caliza (mastaba), que contenía una capilla
para ofrendas y una cámara para la estatua. La fachada y la capilla de la
mastaba se compraron al gobierno egipcio en 1913 y se reconstruyeron, junto con
una copia de la cámara de la estatua, a la entrada de las galerías egipcias del
Museo. Los relieves interiores de la capilla representan a Perneb sentado ante
una mesa de ofrendas, recibiendo comida y otros artículos de parientes y
criados. Las ofrendas reales se colocaban en la losa ubicada ante la puerta
falsa a través de la cual el espíritu de Perneb podía pasar para recibir
sustento.
Pero en lo que refiere a estructuras edilicias, el centro de
la colección es el Templo de Dendur, construido en granito hacia el 15 a. C., erigido
por el emperador romano Augusto durante su ocupación de Egipto y la Baja Nubia,
la zona al sur de la moderna Asuán. Tras la construcción del gran dique de
Asuán, el lago Nasser lo hubiera cubierto completamente si no hubiera sido
enviado a los Estados Unidos como regalo en reconocimiento a la contribución
norteamericana a las campañas internacionales para salvar los antiguos
monumentos nubios. El monumento está consagrado a la diosa Isis y a dos hijos
deificados de un jefe nubio. El templo se volvió a montar detrás de su puerta
de piedra, que servía antiguamente para entrar a través de una muralla de
ladrillos de adobe. El complejo es una versión simplificado del templo
corriente de culto egipcio, cuya planta permaneció invariable durante 3 mil años.
En los relieves del templo, Augusto hace ofrendas a varios dioses egipcios, a
ambos hermanos y a dos dioses nubios. Augusto está representado a la manera
tradicional de un faraón, pero con una decoración cuyo estilo artístico es
claramente datable en período romano. Regalado por Egipto a los Estados Unidos
en 1965 y concedido al Metropolitan Museum of Art en 1967, fue instalado en el
ala Sackler en 1978, con una cubierta de vidrio y ventanales que permiten la
vista al Central Park, y con una fuente artificial que permite mantener las
condiciones mínimas de humedad necesarias para su conservación.